lunes, 15 de marzo de 2010

Los muros cuentan historias

¿Quién es Jon? me preguntaba yo. ¿Por qué es tan popular en Donostia, y en Lekeitio, y en Pamplona? Veía su foto una y otra vez en pósters de la ciudad, veía su nombre en graffitis, esténciles y mantas escritas en euskera. ¿Es acaso un preso político, un héroe nacional, un criminal buscado? Se lo hice notar a Ana. Jon, fuera quien fuera, era aclamado por los vascos, y nadie daba con él.

"¿Non da Jon?" Preguntaban los muros de Guipúzcoa, y yo me acordaba de aquel tiempo en el que me ponía a investigar sobre el graffiti y el arte urbano. Me daba nostalgia por las veces que iba a la biblioteca de la universidad y sacaba libros de sociología, para leer sobre las pintas, sus significados, y la manera como éstas reflejaban la identidad de las ciudades.

Ni el trabajo escolar que entregué alguna vez sobre ese tema me dejó tan claro el hecho de que los muros cuentan historias. A mi me contaron la historia de Jon Anza, un militante de la ETA, desaparecido hace más de un año, cuya desaparición se adjudicaba a la llamada “guerra sucia” entre la organización terrorista y los gobiernos de Francia y España. Los carteles además reprobaba la tortura y reclamaban el respeto a los derechos humanos.

En el noticiero hablaron de Jon. “¡Es el de los graffitis!” le dije a Ana. Al fin lo encontraron… en una morgue, en Francia. Estuvo en el refrigerador todo este tiempo, desde su desaparición; lo encontraron sin identificaciones y nadie lo había reconocido. La causa de muerte: un paro cardiaco. La respuesta de la comunidad vasca: indignación por recibir una respuesta poco creíble sobre el paradero de Anza, por la ocultación de información y por la guerra sucia. Consecuencia: una manifestación por las calles de San Sebastián, que vimos desde el balcón de nuestro piso.

Estábamos sorprendidas por la cantidad de gente reunida. Muchos llevaban la bandera de Euskadi, o iban vestidos de rojo y verde. Ahí estaba el nacionalismo vasco, tomando la calle frente a la catedral, denunciando a la policía y reclamando democracia pacíficamente. Jon resultó ser más popular de lo que creíamos, a pesar de haber estado 20 años en la cárcel por verse implicado en el asesinato de un funcionario de San Sebastián.

Todavía nos falta mucho para entender la cultura vasca. Vamos poco a poco siguiendo la pista de personajes, acontecimientos, ideologías, partidos, eventos históricos. En esta ocasión, los mensajes en los muros nos dieron la pauta para enterarnos de todo esto, pero en lo sucesivo nos toca a nosotras desentrañar los misterios de una comunidad fascinante: la del País Vasco.



(Los muros no hablan con todo mundo, sólo con los que están dispuestos a ponerles atención, y por lo visto, los donostiarras -y algunas Erasmus- echamos de vez en cuando una mirada a los escritos anónimos de las paredes).

2 comentarios:

  1. ke interesantisimo,
    espero ke en un proximo post platikes mas de este tema.
    me dejaste con ganas de mas

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  2. que bien que esos muros busquen la atención del más apasionado e interesado lector, debemos aprender a leer nuestra realidad

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